Enriquece tu comunicación con el metamodelo de la PNL
¿Sabes que existen muchas maneras con las que puedes estar provocando incomprensión, perdida de información y desenfoque en tu comunicación cotidiana mediante un uso impreciso de tu lenguaje? Generalizas, eliminas y distorsionas. Que lo quieras o no lo quieras, son acciones inevitables. Lo haces más de la cuenta e, incluso, de forma automática.
Los efectos de estas generalizaciones, cancelaciones y distorsiones se reflejan en tus palabras, lo que complica aún más tu forma de comunicarte.
Aprende a dominar estos filtros, minimiza sus efectos negativos utilizando el Metamodelo de la PNL y sus herramientas lingüísticas.
Conoce las limitaciones de tu lenguaje
En primer lugar, el Metamodelo nos pone en guardia: las personas seguimos confiando demasiado en las palabras. ¿Por qué? Porque el lenguaje y las palabras tienen sus limitaciones: no pueden describir o representar todo lo que vemos, sabemos, pensamos, sentimos o experimentamos.
Si es imposible para nuestro cerebro elaborar toda la información que le llega, también es imposible transformar todas las experiencias o vivencias, las ideas, los pensamientos u opiniones en palabras. Esta es la razón por la que nuestro lenguaje puede llegar ser poco atendible, vago, impreciso, poco riguroso, ambiguo e incluso limitante.
En segundo lugar, el Metamodelo nos requiere atención y enfoque a la hora de hablar y escuchar. Sin lugar a duda, asegurarnos de que nos hemos explicado claramente y hemos entendido a la perfección lo que la otra persona quería decirnos es de vital importancia en las conversaciones cotidianas, a nivel personal y por supuesto a nivel profesional. Y ello pasa por el uso adecuado del lenguaje.
Finalmente, el Metamodelo nos ayuda a desarrollar habilidades lingüísticas y comunicativas. Por ejemplo, exponer o saber describir las situaciones de forma clara es una habilidad imprescindible al igual que la capacidad de preguntar y explorar el significado profundo de los mensajes – lo que hay más allá de la simple concatenación de las palabras. Al mismo tiempo el cómo expandir, cuestionar o aclarar las afirmaciones o declaraciones de la otra persona también son habilidades lingüísticas importantísimas para lograr una comunicación clara, concreta y exhaustiva.
Observa tus hábitos de comunicación
Lamentablemente, por diferentes motivos – factores ambientales, hábitos personales, educación, experiencias y estilos de comunicación – perdemos información por el camino, damos significados equivocados a las situaciones y corremos el riesgo de interpretar de forma incorrecta a una persona, sus palabras o sus acciones.
Para empezar la prisa y los tiempos acelerados nos llevan a adelantarnos saltando rápidamente a las conclusiones sin realmente escuchar atenta y activamente. Por ejemplo, perseveramos con ese mal hábito de leer la mente del otro – falso poder – con el que pretendemos saber qué quiere el otro y cómo lo quiere.
También hemos incorporado el mal hábito de no preguntar por pereza mental, timidez o miedo al qué pensarán. De tal forma que el hábito de no plantear preguntas adecuadas nos lleva a dejar correr las cosas, a no corroborar las informaciones de forma clara y exhaustiva y a dejar margen para la incertidumbre, la duda y la interpretación subjetiva. Todos elementos que fomentan una mala comunicación y favorecen la incomprensión y la divergencia negativa.
Incluso hemos ido aprendiendo que la reformulación o parafraseo – hacer nuestro el mensaje que acabamos de escuchar – es una pérdida de tiempo y por el afán de cerrar, no sacamos de manera adecuada las conclusiones o los puntos clave. En consecuencia, corremos el riesgo de no favorecer acuerdos claros y duraderos y con lo cual complicamos aún más las relaciones.
Finalmente, conocer el Metamodelo, valiosa herramienta de la Programación Neuro Lingüística – PNL – , significa darse cuenta de cómo hablamos y cómo escuchamos. En definitiva aprendemos a escuchar atentamente y con presencia sin adelantarnos a las palabras del otro, a expresarnos con exhaustividad, preguntar o reformular de manera estratégica con un único gran objetivo: fomentar la buena comunicación.
¿Quieres descubrir, tú también, la magia del Metamodelo y del lenguaje?
Habla con exhaustividad y acaba con la comunicación vaga e imprecisa.
Lo que dices es muy diferente de lo quieres comunicar
Sin lugar a duda, las palabras describen sólo una parte de la totalidad de un asunto, acontecimiento o idea. Cómo consecuencia directa y más allá de nuestra intención comunicativa utilizamos un lenguaje perezoso y pobre. Durante las conversaciones, cada uno aporta datos y elementos necesarios para construir sus mensajes con sus informaciones que considera relevantes y coherentes en el momento y en el contexto. Y además este proceso es muy rápido (es ilógico detenerse a pensar siempre, razonar continuamente o evaluar cada cosa, sería un desgaste y fuente de estrés).
Así se explica, por ejemplo, el hecho de recurrir a las categorías (la gente no escucha, los jefes no entienden, los empleados sólo pretenden, los hombres son todos iguales, las mujeres son demasiado sensibles, los jóvenes son maleducados, todo el mundo se vino arriba), a las etiquetas y estereotipos (los pesados, el de siempre, los que siempre curran, los italianos son, nosotros los chilenos somos), a las conjeturas (jamás se preocupa por los demás, con ese currículo debe de ser muy bueno en lo suyo, se ve buena persona), a las suposiciones (sé que te vendría bien, sé que no le caigo bien) y por supuesto a las interpretaciones (no hace falta que te levantes, ya te entiendo y sé qué hacer).
Lo que dices es sólo la punta del iceberg de lo que quieres expresar
Son todas soluciones económicas y recursos lingüísticos que a veces funcionan pero que en el fondo revelan nuestra pereza lingüística ya que nuestro lenguaje representa sólo una pequeña parte de lo que queremos realmente comunicar. Ten en cuenta que el lenguaje que utilizamos cotidianamente tiene dos niveles muy distintos.
Por una parte tenemos el nivel de la estructura profunda del lenguaje: la experiencia efectivamente vivida. Este nivel representa todo lo que no somos capaces de expresar, lo que callamos, lo que no compartimos, lo que no vemos y lo que eliminamos. Por otra parte tenemos el nivel de la estructura superficial del lenguaje: las palabras que efectivamente utilizamos al describir dicha experiencia. Este nivel representa sólo la punta del iceberg de la información que somos capaces de representar, expresar y comunicar.
Cuando pasamos de la estructura profunda a la estructura superficial del lenguaje, independientemente de nuestra intención comunicativa, perdemos información y contenido. De forma automática ahorramos explicaciones, saltamos a conclusiones, perdemos información y hablamos sin realmente comunicar.
Puede que tú también estés hablando sin realmente comunicar
¿Cuánto es atendible, específico y comprensible el lenguaje que utilizas en tu día a día?
La próxima vez que tengas que transmitir un mensaje, participar en una reunión, dar un Feedback o un discurso recuerda que las palabras, frases, peticiones, afirmaciones serán el fruto de 3 filtros perceptivos:
las generalizaciones porqué para hacer más rápida la comprensión de tu mensaje, las personas categorizarán las informaciones y los estímulos utilizando informaciones previas
las eliminaciones porqué cada persona descartará alguna parte de tu mensaje, borrando alguna información
las distorsiones porqué para hacer más simple la información cada persona cambiará, modificará o adaptará el significado de algún contenido.
Por cada filtro, la PNL ha clasificado aquellas maneras con las que provocamos incomprensión, perdemos información y mal interpretamos. El elemento común es un lenguaje impreciso, genérico y pobre.
¿Cuándo generalizamos?
Cuando utilizamos:
- Cuantificadores universales: todos, nunca, siempre, cada vez que…
- Limitadores: no puedo, es imposible…
- Operadores modales: debería, tengo que, debo…
Tu objetivo: cuestiona las generalizaciones, sé específico, enfócate en la información concreta, en el aquí y ahora, en el contexto
¿Cuándo cancelamos información?
Cuando dejamos al otro demasiado margen para la interpretación o suposición.
Cuando utilizamos o escuchamos:
- Nombres o términos abstractos Por ejemplo: cómo definirías confianza o liderazgo
- Verbos inespecíficos que generan acciones inespecíficas como hay que, es necesario, no se puede
- Adjetivos comparativos inespecíficos más, peor, bien. Por ejemplo: hay que motivar más al equipo. Vale, y de qué manera? Peor… ¿con respecto a qué específicamente?
Tu objetivo: enriquece y expande la información, aterriza los conceptos abstractos, delimita los alcances
¿Cuándo distorsionamos la información?
Cuando:
- Leemos la mente del otro, cuando malinterpretamos y cuando pretendemos saber qué quiere con frases como sé que te motiva, sé qué es lo que te iría bien, ya sé cómo lo quieres.
- Creamos relaciones erróneas de Causa-efecto Ej.: su correo me ha hecho enfadar. ¿Realmente ha sido sólo el correo o hay algo más? ¿Qué te ha hecho enfadar específicamente?
- Generamos equivalencias complejas Ej.: Sé que si me bloqueo, pensarán que no soy capaz. ¿Cómo sabes qué pensarán eso? ¿De qué forma las dos situaciones se relacionan?
Tu objetivo: averigua el significado de la información ¿Cómo sabe la persona lo que sabe?, cuestiona tus suposiciones, encuentra otras opciones de pensamiento. No te conformes con tus interpretaciones, más bien pregunta.
Empieza a escuchar y comunicar de forma descriptivo, precisa y exhaustiva
- Cuestiona cualquier generalización, eliminación o distorsión que esté dificultando la comunicación, que esté bloqueando el potencial de las personas y que esté impidiendo algún cambio o toma de decisión.
- Amplia la información con más detalles, si la información es demasiado escasa y si la persona utiliza un lenguaje genérico, excesivamente categórico, inespecífico. Ej. Tenemos que mejorar la comunicación entre el equipo. ¿A qué te refieres específicamente cuando dices que hay que mejorar la comunicación entre el equipo?
- Busca información más específica si se requiere una comunicación puntual y precisa. Ej. Me siento satisfecho porqué el equipo ha hecho un buen trabajo. ¿Cómo sabes específicamente que el equipo ha hecho un buen trabajo?
- Averigua la información recibida o enviada para asegurarte de que sea atendible y rigurosa si observas que el mensaje es ambiguo o fácilmente interpretable. Ej. Necesito sentirme retado. ¿Qué necesitas retar? ¿Qué, específicamente, estás buscando sentir?
- Usa un lenguaje concreto, descriptivo y sencillo que señale características concretas, hechos observables, acontecimientos reales, datos medibles y parámetros específicos. La clave aquí es observar, describir, presentar en forma objetiva. Las 5 W son una herramienta de gran utilidad para comunicar de forma objetiva y exhaustiva: qué, cuándo, dónde, quién, por qué + cómo
Respeta estos pilares de dialogo estratégico: escucha, elabora y habla
Escucha de forma presente y pierde el miedo a preguntar
- Habilidad de escucha. Deja hablar, detén tu deseo de inferir, interpretar o adelantarte a lo que la persona quiere.
- Habilidad para preguntar. Las preguntas son la herramienta principal del Metamodelo. Las preguntas tienen su momento adecuado, un contexto definido y un propósito específico. Podemos plantear una serie de preguntas
– para expandir la comprensión y la información: Qué más necesitamos saber acerca de…, Para qué lo estamos haciendo…, Qué conseguiremos con… Dónde estamos, Qué nos motiva específicamente.
– para explorar opciones y planteamientos: Qué pasaría si…, Qué otras maneras se te ocurren… Cómo podemos hacerlo posible?
– para averiguar la comprensión y el entendimiento: A qué te refieres específicamente, Cómo lo sabes… Según quién, Qué quieres cambiar específicamente…Según cuáles datos o información
– para clarificar la información Quién, Cómo, Cuándo, Qué, De qué forma específicamente…, Cuál es el propósito…
Sobre el arte de preguntar respeta el tiempo de tu interlocutor.
Conecta primero, pídele permiso si puedes preguntarle por más información. Por ej.: Me permites preguntarte Quién, Cómo, Qué específicamente? Me permites preguntarte que pasaría si o que te impide? Incluso preguntas menos directas y más de conexión que empiezan con Me interesa lo que acabas de decirme: cómo lo sabes…?, Me estoy preguntando de qué manera necesitas ayuda…, Siento curiosidad por saber más… Por favor, cuéntame más acerca de lo que necesitas…
Si preguntas desde el deseo de comprender, aclarar y aportar tu interlocutor te lo agradecerá
Reconduce conversaciones y fija tus puntos clave :
- Habilidad para reformular y parafrasea. Después de las preguntas, la siguiente herramienta imprescindible para fijar conceptos y hacerlos comprensibles es la reformulación o parafraseo. Para estar en la misma línea, favorecer el entendimiento y transmitir que has realmente escuchado y te interesa el otro, recoge la información de tu interlocutor, hazla tuya, elabórala, adáptala pero averíguala. Fórmulas que funcionan: Si te entiendo, lo que quieres decir es… Corrígeme si me equivoco… Para que me quede claro el mensaje…. En otras palabras… Dicho de otra manera…a 2 columnas
- Habilidad para sintetizar. Finalmente, la otra herramienta es la Síntesis. Un recurso imprescindible para fijar tus conclusiones y tus puntos clave durante y por supuesto al cierre de una conversación. Así evitas posibles equívocos, ayudas la retención de la información y fomentas acuerdos claros. Expresiones que funcionan: Resumiendo, Hasta el momento lo que hemos dicho o acordado es lo siguiente… En resumen los puntos principales son…, En síntesis las conclusiones que destaco son… Recapitulando, En conclusión son expresiones que enmarcan un cierto momento y propician un nivel especial de atención.
Más creamos alineamiento entre lo que decimos y lo que realmente queremos comunicar, lo que oímos y escuchamos y lo que entendemos más coherencia daremos a nuestras conversaciones y más probabilidades tendremos de desarrollar un dialogo estratégico.